La iglesia de San Bartolomé ("De Insula") fue construida por el emperador Otto III durante el siglo X, sobre las ruinas del Templo de Asclepio y fue dedicada a San Adalberto. Fue restaurado por el Papa Pascual II en 1113, y luego nuevamente en 1180, después de tener derecho a San Bartolomé. Arruinado y casi destruido por una inundación del Tíber en 1557, fue readaptado y remodelado por Orazio Torriani en 1624, con una fachada barroca en dos pisos y un pórtico. Finalmente, se restauró en 1852. Destaca el campanario románico con tres ventanas geminadas que datan del siglo XII y es visible desde las orillas del Tíber. El interior de la iglesia está dividido en tres naves por dos órdenes de catorce columnas antiguas. La originalidad de la iglesia es tener un crucero y un ábside elevados. El techo de paneles es rico en pinturas y frescos (1865).